02 febrero 2006

el precio de la cultura

a veces, no tiene precio; ¿cómo repartimos estos derechos de autor? me pregunto tras leer ESTO.

Y luego reflexiono... y se me calienta la sangre:
Cuando las personas y empresas creadoras de contenidos culturales (música, cine, ...) quieran, pueden tomar las riendas. Deben tomar las riendas. Porque cuando una persona paga por la cultura creada por otra, paga el contenido. Por supuesto, paga también la facilidad y oportunidad de acceder a ese contenido, pero sobre todo, el contenido. ¡Claro que hay que pagar los gastos colaterales de distribución y grabación, pero tienen más yates y rolex los directivos de empresas discográficas que todos los artistas juntos, y eso que son muchos más! El modelo ha cambiado; me niego a pensar que está cambiando; ya ha cambiado. Que no nos vendan la moto. No es justo que el que sólo duplica la cultura gane infinitamente más con las copias que el autor con el original. ¡Que están llegando a extremos como querer cobrar derechos de autor a una tienda de instrumentos musicales porque la gente los prueba! Cuidado con lo que silbas en el autobús.

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